¿Lo mejor que le puede suceder al mundo del trabajo? Su automatización
Joan Pons, CEO de WorkMeter.
La digitalización y la tecnología son herramientas cuya razón de ser es hacernos la vida más fácil, tanto en el trabajo como en nuestra vida cotidiana. Aunque también cargan con una serie de mitos que lastran su eficacia y retardan su implantación masiva en las organizaciones. Algunos de esos mitos son que la tecnología destruye empleos o que pretende sustituir con algoritmos el factor humano. Unas creencias que, afortunadamente, cada vez tienen menos seguidores y que son tan infundadas como injustas.
Llevamos años escuchando oscuros augurios que dibujan una distopía en la que la IA y la digitalización destruirán millones de empleos. Pero, aunque es inevitable que algunos trabajos estén llamados a extinguirse por efecto directo de los avances tecnológicos, esto no es nuevo. A lo largo de la historia de la humanidad, muchos oficios como los serenos o los ascensoristas han ido desaparecido y dando paso a nuevas funciones profesionales. Los analistas coinciden en señalar que, al mismo tiempo que unas profesiones desaparecen, se crearán otras nuevas. Pero, sobre todo, se trasformarán las ya existentes.
La actual revolución laboral no consiste en limpiar las plantillas de personas para situar a robots en su lugar. No se trata de reemplazar las capacidades humanas por las tecnológicas, sino de fomentar la colaboración entre máquinas y personas, poniendo a cada cual a trabajar en aquello que sabe hacer mejor.
No se trata de reemplazar las capacidades humanas por las tecnológicas, sino de fomentar la colaboración entre máquinas y personas, poniendo a cada cual a trabajar en aquello que sabe hacer mejor»
A día de hoy, la creatividad, la empatía, las habilidades de comunicación o la capacidad para interpretar un contexto y ofrecer soluciones a medida que tienen las personas son inalcanzables para cualquier máquina. Es ese factor humano intangible que resulta diferencial y aporta verdadero valor a un trabajo o proyecto.
Pero si hablamos de procesamiento de datos, capacidad predictiva, velocidad, precisión o fiabilidad, ahí los desarrollos tecnológicos de la IA, machine learning o analítica de datos no tienen parangón.
Muchas compañías se plantean esta dicotomía como una elección. Pero ¿qué tal si en lugar de abordarlo como una contienda con ganadores y perdedores se reformula en términos de alianza? Porque la combinación de esas capacidades, perfectamente complementarias, es lo que hace que una empresa incremente su competitividad de manera exponencial y eleve la calidad del trabajo de sus empleados hasta cotas de excelencia.
Si hablamos de procesamiento de datos, capacidad predictiva, velocidad, precisión o fiabilidad, ahí los desarrollos tecnológicos de la IA, machine learning o analítica de datos no tienen parangón
Automatizar… para brillar
La automatización de tareas es uno de esos campos en los que mejor se materializa ese potencial de la tecnología para mejorar las habilidades humanas. La tecnología actual ya es capaz de asumir muchas de las tareas que están haciendo las personas y que consumen buena parte de su jornada laboral.
No me refiero a cualquier tarea, sino esencialmente a aquellas labores repetitivas que son necesarias pero que no aportan verdadero valor a su trabajo. Tareas burocráticas, de seguimiento o de registro, como anotar las horas trabajadas en una hoja Excel, el tiempo que ha dedicado a un determinado proyecto o su hora de entrada y salida en una jornada. Herramientas de registro horario y control de la productividad como las de WorkMeter ya permiten hacer este tipo de anotaciones de manera automática y sin necesidad de intervención humana.
La tecnología actual ya es capaz de asumir muchas de las tareas que están haciendo las personas y que consumen buena parte de su jornada laboral
Es solo un ejemplo de las muchas funciones que los trabajadores de cualquier sector pueden “delegar” ventajosamente en las máquinas. Unas tareas que la tecnología puede hacer mucho más rápido, con mayor precisión y sin tener que preocuparse por el problema del “error humano”.
Entre las ventajas que estos equipos híbridos máquina-hombre proporcionan a la empresa y al propio trabajador están el ahorro de tiempo y costes. También incluyen la optimización de procesos, el incremento de la productividad y una mayor transparencia y trazabilidad de los procesos. Además, permiten extraer conclusiones valiosas y diseñar líneas de mejora para la empresa a partir de ellas.
Pero quien, sin duda, más se va a beneficiar de esta simbiosis es la mitad humana de ese equipo imbatible. Y es que, al verse liberados de esas tareas más repetitivas, monótonas y de escaso valor añadido, las personas van a poder dedicarse a aquellas otras misiones en las que realmente su concurso es diferencial. Esas que le permitirán a él o a ella brillar, expresar todo su talento y ponerlo al servicio de los objetivos empresariales.